Estamos constatando que existe actualmente mucho odio y mucha rabia en la sociedad, sea por la situación singular de Brasil, sea por general de insatisfacción que atraviesa la humanidad, sumergida en una profunda crisis civilizacional, sin que nadie pueda decirnos cómo superarla ni hacia donde nos podría conducir este vuelo ciego. El inconsciente colectivo detecta este malestar como ya antes lo describiera Freud en su famoso texto El malestar en la cultura (1929-1930) que, de alguna forma, preveía las señales de una guerra mundial.
Nuestro malestar es singular y deriva de las varias victorias del PT con sus políticas de inclusión social que han beneficiado a 36 millones de personas y elevado 44 millones a clase media. Los privilegiados históricos, la clase alta y también la clase media se han asustado con un poco de igualdad conseguida por aquellos que estaban fuera. El hecho es que por un lado hay una espantosa concentración de la renta y, por el otro, una desigualdad social que se cuenta entre las mayores del mundo. Esa desigualdad, según Marcio-Pochmann en el segundo volumen de su Atlas da Exclusão social no Brasil (Cortez 2014), disminuyó significativamente en los últimos diez años pero todavía es muy profunda, factor permanente de desestabilización social.
Como bien lo notó el economista y buen analista social del partido del PSDB, Luiz Carlos Bresser Pereira, y fue asumido en su columna dominical (8/3) por Verissimo, tal hecho «hizo surgir un fenómeno nunca antes visto en Brasil, un odio colectivo de la clase alta, de los ricos a un partido y a un presidente; no es preocupación o miedo, es odio…; la lucha de clases volvió con fuerza, no por parte de los trabajadores, sino por parte de la burguesía insatisfecha».
Estimo correcta esta interpretación que corrobora lo que escribí en este espacio con dos artículos ¿Qué se esconde detrás del odio al PT?. Es el surgimiento de millones de personas que eran los ceros económicos y que empezaron a adquirir dignidad y espacios de participación social, ocupando lugares antes exclusivos de las clases acomodadas. Esto provocó rabia y odio a los pobres, a los nordestinos, a los negros y a los miembros de la nueva “clase media”.
El problema ahora es cómo desmontar este odio. Una sociedad que se deja llevar por ese espíritu destruye los lazos mínimos de convivencia sin los cuales no se sustenta. Corre el riesgo de romper el ritmo democrático e instaurar la violencia social. Después de las amargas experiencias que hemos tenido de autoritarismo y de la penosa conquista de la democracia, debemos evitar por todos los medios las condiciones que vuelvan el camino de la violencia incontrolable o irreversible.
En primer lugar, en la línea sabia de Bresser Pereira, se hace urgente un nuevo pacto social que vaya más lejos del creado por la constitución de 1988, pacto que reúna a empresarios, trabajadores, movimientos sociales, medios de comunicación, partidos e intelectuales, que distribuya mejor las responsabilidades para la superación de la actual crisis nacional (que es global) y que claramente convoque a los rentistas y a los grandes ricos, articulados generalmente con los capitales transnacionales, a dar su contribución. Ellos también deben ser un Simón Cireneo que ayudó al Maestro a cargar la cruz.
Hay que cambiar no solo la música sino también la letra. En otras palabras, es importante pensar más en Brasil como nación y menos en los partidos. Estos deben dar centralidad al bien general y unir fuerzas en torno a unos valores y principios fundamentales, buscando convergencias en la diversidad, en función de un proyecto-Brasil viable y que haga menos perversa la desigualdad, otro nombre para la injusticia social.
Estimo que maduramos para esta estrategia del gana-gana colectivo y que seremos capaces de evitar lo peor y así no gastar tiempo histórico que nos retrasaría más de cara al proceso global de desarrollo social y humano en la fase planetaria de la humanidad.
En segundo lugar, creo en la fuerza transformadora del amor como está expresado en la Oración de San Francisco: donde haya odio, que yo lleve amor ”. El amor aquí es más que un afecto subjetivo, adquiere una forma colectiva y social: el amor a una causa común, amor al pueblo como un todo, especialmente a aquellos más castigados por la vida, amor a la nación (necesitamos un sano nacionalismo), amor como capacidad de escuchar las razones del otro, como apertura al diálogo y al intercambio.
Si no encontramos ni escuchamos al otro, ¿cómo vamos a saber lo que piensa y pretende hacer? Empezamos entonces a imaginar y a proyectar visiones distorsionadas, a alimentar prejuicios y destruimos los puentes posibles que unen las orillas.
Necesitamos dar más espacio a nuestra “cordialidad” positiva (pues la hay también negativa) que nos permite ser más generosos, capaces de mirar hacia delante y hacia arriba, dejar atrás lo que quedó atrás, y no dejar que el resentimiento alimente la rabia, la rabia el odio, y el odio la violencia, que destruye la convivencia y sacrifica vidas.
Las Iglesias, los caminos espirituales, los grupos de reflexión y acción, especialmente los medios de comunicación y todas las personas de buena voluntad pueden colaborar en desmontar esta carga negativa. Y contamos para eso con la fuerza integradora de los contrarios que es el Espíritu Creador que traviesa la historia y la vida personal de cada uno.
Leonardo Boff escribió: La oración de San Francisco: un mensaje de paz para el mundo actual, Sal Terrae 2009.
Traducción de Mª José Gavito Milano
* * *
ESTÉTICA MIDIÁTICA E TORPOR IDEOLÓGICO
…E 13 ANOS SE PASSARAM…
Tenho debatido com Marco Magioli e com Leonardo Boff sobre a conjuntura política. Para eles minhas palavras soam como uma “cantilena”.
Porém, o método da “cantilena” parece tê-los contaminado, afinal por várias vezes me respondem com o argumento de que os reajustes do salário mínimo, elevando-o a patamares nunca antes alcançados neste país, são a grande obra da coalizão que vem governando o Brasil há 13 anos. E mais, o referenciam ao dólar, moeda calibrada pela energia, pelo suor e pelo sangue de uma MAIORIA oprimida por necessidades impostas – psíquica e corporalmente – por mercados que não consideram o indivíduo e o planeta.
Sinceramente não estou preocupado com este salário mínimo de 788 Reais por sabê-lo inconstitucional e muito aquém dos 2.975,55 (valores de dezembro) do DIEESE, Departamento Intersindical de Economia e Estatística.
Estou preocupado, isto sim, com nossas gerações atuais e futuras.
É da “natureza” do dinheiro – ingrediente do Capital – circular. Não por engano os economistas referem-se a ele como “corrente”, no sentido de percurso, via, força de movimento. E não considero que ele – o Dinheiro – possua ideologia e tão pouco se submeta a qualquer uma neste seu movimento. É inútil controlar seu fluxo.
As ideologias têm a ver, isto sim, com a velocidade deste sistema, com sua direção, sentido e objetivos. É ai que minha “cantilena” serve de alerta e crítica.
Um salário mínimo de 788 Reais subverte o significado de “corrente” e como no português esta palavra tem dois sentidos, acaba por aprisionar toda a Nação num calabouço de migalhas.
Menos de 5% do dinheiro dos capitais envolvidos em empreendimentos públicos e privados destina-se à remuneração da Força de Trabalho.
Isto é a contabilização de uma brutal concentração de renda pública e privada e o capital se estatiza e se oligopoliza, via de regra associados, na exploração, na corrupção e na acumulação. Pensadores, legisladores e operadores políticos de esquerda sabem disso.
Afirmo que é preciso fazer o dinheiro circular entre a população de forma caudalosa e não a conta-gotas, distribuindo migalhas.
Nós estamos fazendo com o fluxo do dinheiro o mesmo que fizemos com nossos arroios nas nossas cidades: os transformamos em valões assoreados e cheio de ligações clandestinas, quando não, represados para fins privados ou de políticas de drenagem equivocadas.
Tu podes dar vales, tickets, pensões, benefícios assistenciais ou qualquer outro crédito direto ou indireto e na verdade estarás dando continuidade e alimentando, com precisão cada vez mais cirúrgica, o processo de concentração e acumulação de capitais.
As pessoas precisam se alimentar, vestir-se, estudar, trabalhar, ter moradia, circular, cuidarem de si próprias e dos seus, se sentirem seguras e saudáveis e se divertir. Viver! Isto é fato.
Mas afinal, quantos e quais grupos de alimentação existem no país? Quantos e quais fabricantes de tratores, de lápis, de bacias de plástico?
Este é o nosso inimigo: a concentração que induz à acumulação e à exclusão!
Quantos e quais fabricantes de automóveis?
Quantos e quais fabricantes de remédios? De brinquedos?
Quantos e quais fabricantes de smarthphones? De telhas? De canos? Fios elétricos?
Quantas franquias nacionais estão entre as 50 maiores do mundo?
Quantas famílias ou grupo de famílias ou bairros de produção rural ou cooperativas populares ou agro-indústrias populares operam no país?
Quantos fabricantes de aviões?
Quantos desenvolvedores e fabricantes de células fotovoltáicas?
Quantos e quais fabricantes de cimento e aço? De plástico? De fibra de carbono?
Quantas construtoras e não empreiteiras mancomunadas com os eventualistas do poder?
Quantos filósofos, cientistas sociais, dentistas e psicanalistas?
Quantos professores, arquitetos, urbanistas, geólogos, biólogos e engenheiros ambientais?
Quem olha para a indústria virtual, do turismo e do entretenimento? Atividades limpas que podem ser uma saída ambiental, ao que afinal TUDO está submetido e condicionado, embora eu considere que os caminhos para a inovação estejam despavimentados no Brasil por inoperância dos operadores econômicos do Estado.
Quais destes setores e segmentos produtivos e genuinamente nacionais recebem apoio dos órgãos de financiamento e fomento públicos e que realmente necessitam e não se prestam ao pagamento de propinas ou não são exigidos burocraticamente por garantias e avais discriminatórios?
O PAÍS SE ENTOPE DE QUINQUILHARIAS E TECNOLOGIAS IMPORTADAS E ENGASGA-SE COM SUA CRIATIVIDADE, INICIATIVA E INSIGHTS. A INDÚSTRIA SUCUMBE, OS EMPREGOS EVAPORAM-SE, OS SERVIÇOS SE DESQUALIFICAM E A AGRO-INDÚSTRIA SE OLIGOPOLIZA E FICAMOS REFÉNS DE COMMODITIES.
ATÉ QUANDO VAMOS NOS AUTOFAGIR EM DÉFICITS PÚBLICOS E ALIMENTAR OS PARASITAS INTERNOS E EXTERNOS COM SUPERÁVITS PRIMÁRIOS?
Agora estamos em meio a um Ajuste Fiscal, leia-se o PAGAMENTO DAS ELEIÇÕES. E esta conta não aparecerá na prestação de contas à Justiça Eleitoral. E vejam, não é uma conta partidária de Caixa2, é uma conta POLÍTICA e perversa.
Nossas áreas urbanas, no que diz respeito à habitação, circulação, saneamento básico e qualidade de obras de engenharia são o quadro do caos e da falta de qualidade. Pelo mesmo motivo falo da saúde e da segurança, envolvendo a prevenção, o sistema prisional e as ações de segurança pública.
Quanto à educação me parece haver um esforço com cursos técnicos, acesso às universidades e à pós-graduações e mestrados. Mas o ensino infantil e fundamental são o quadro da dor, o que acaba por não alicerçar as medidas tomadas nesta área.
É neste sentido que afirmo: nossa “sociedade” está maquiada e sonolenta, apaziguada por um consumo inconsequente e gerador de desperdício. Ao mesmo tempo, um mínimo de carência material faz surgir em cérebros ocos saudades de regimes autoritários que ofereciam pequenas doses de conforto e ascensão social em troca de silêncio, ordem, obediência e conformidade. A repressão fez escola.
Por tudo isso considero os pensadores e tomadores de decisão do governo não producentes e desfocados de princípios populares e de base.
Se o sistema político é indutor de “coalizões” frankstenianas e se for isto que nos leva à excrescências programáticas, que se mude o sistema e não nos escondamos atrás de índices e porcentagens que na verdade mascaram a incapacidade ou a falta de coragem de formularmos políticas genuinamente populares e distributivas. Esta, afinal, considero a função primordial da política parlamentar, jurídica e administrativa, cujo caldo cultural deve ser o sistema participativo universal, sincera e honestamente convocado e com poder deliberativo, escopo de uma Esfera Pública Não-Estatal.
Doei mais de 35 anos da minha vida para levar ao poder uma ideia generosa e revolucionária porque, desde que me reconheço como um ser político, sonho com outro mundo e acredito que outro mundo é possível.
Mas eu quero ver este outro mundo. Quero que meus filhos vejam este outro mundo. Quero que meus netos, meus amigos de carne e alma e virtuais, vejam este outro mundo e mais, quero estar com eles neste outro mundo.
Nossa esperança precisa estar grávida!
Neste sentido considero a militância de esquerda sequestrada e possuída por uma variação da Síndrome de Estocolmo.
Não é possível que lutamos tanto a custa de vidas e de amores apenas para trocarmos as moscas.
Mas vejo o sol se por e estou certo de que a noite não será longa e que não será este o último Por-de-Sol dos séculos.
Reafirmo: O PAÍS ESTÁ MAQUIADO E SONOLENTO. A MILITÂNCIA DE ESQUERDA FOI SEQUESTRADA E ESTABELECEU-SE UMA SÍNDROME DE ESTOCOLMO COLETIVA..
Cito Lênin:
– “É preciso sonhar…mas com a condição de crer em nossos sonhos…de confrontar nossos sonhos com a realidade…de realizar ESCRUPULOSAMENTE nossa fantasia.”
…e contesto, de minha lavra:
Nem tudo o que é sólido se desmancha no ar. No máximo se dissolve no todo. E somos todos um.
Por fim, o Mestre Jesus:
“…EU VIM PARA QUE TIVÉSSEIS VIDA E VIDA EM ABUNDÂNCIA.”
E 2015 anos se passaram…
ADRIANO BERAO COSTA – GRAVATAI – RIO GRANDE DO SUL – BRASIL / 13 DE MARÇO DE 2015