No imaginemos que los santos y santas están libres de las vicisitudes del común de la humanidad, que conoce momentos de alegría y frustración, tentaciones peligrosas y superaciones valerosas. No fue diferente en San Francisco, presentado como «el hermano siempre alegre», cortés, que vivía una fusión mística con todas las criaturas, a las que consideraba hermanos y hermanas. Pero, al mismo tiempo, era una persona de grandes pasiones e ira profunda cuando veía sus ideales traicionados por sus hermanos. Su mejor biógrafo, Tomás de Celano, describió con cruel realismo que Francisco sufría tentaciones de «violenta lujuria», que sabía sublimar simbólicamente.
Hay, sin embargo, un hecho que la historiografía piadosa del franciscanismo oculta, pero está bien documentado por la crítica histórica, y es conocido con el nombre de «la gran tentación». Los últimos 5 años de la vida de Francisco (muerto en 1226) estuvieron marcados por angustias profundas, casi desesperación, y enfermedades graves que lo afligían, como la malaria y la ceguera. El problema era objetivo: su ideal de vida era vivir en extrema pobreza extrema, sencillez radical y despojado de todo poder, apoyado sólo en el Evangelio leído sin interpretaciones que suelen desfibrar su sentido revolucionario.
Sucedió que en unos pocos años su estilo de vida cautivó a miles de seguidores, más de cinco mil. ¿Cómo albergarlos? ¿Cómo darles de comer? Muchos eran sacerdotes y teólogos como San Antonio. Su movimiento no tenía una estructura ni legalidad. Era un puro sueño tomado en serio. El mismo Francisco se entiende como un «novellus pazzus», como un «nuevo loco» que Dios quería en la Iglesia riquísima, gobernada por el Papa Inocencio III, el más poderoso de todos los papas de la historia.
A partir del verano de 1220 escribió varias versiones de una regla que todas fueron rechazadas por el conjunto de la fraternidad. Eran demasiado utópicas. Frustrado y sintiéndose inútil, decidió renunciar a la dirección del movimiento. Lleno de angustia y sin saber qué más hacer, se refugió en el bosque durante dos años, sólo visitado por su íntimo amigo fray León. Esperaba una iluminación divina que no venía. Entre tanto, se redactó una regla marcada por la influencia de la curia romana y del Papa que convirtió el movimiento en una orden religiosa: la Orden de los Frailes Menores, con estructura y propósitos definidos. Francisco, con dolor, la aceptó humildemente. Pero dejó claro que no la discutiría más sino dando ejemplos del primitivo sueño. La ley triunfó sobre la vida, el poder encorsetó el carisma. Pero quedó el espíritu de Francisco: de pobreza, de sencillez y de hermandad universal que nos inspiran hasta el día de hoy. Murió en medio de una gran frustración personal, pero sin perder la alegría. Murió cantando cantilenas de amor provenzales y salmos.
Francisco de Roma seguramente estará enfrentándose a su «gran tentación», no menor que la de Francisco de Asís. Tendrá que reformar la Curia romana, una institución que cuenta con cerca de mil años. Ahí está cristalizado el poder sagrado (sacra potestas) de forma administrativa. A fin de cuentas se trata de administrar una institución con una población como la de China: mil doscientos millones de católicos. Pero inmediatamente hay que advertir: donde hay poder difícilmente son posibles el amor y la misericordia. Es el imperio de la doctrina, el orden y la ley, que por su naturaleza incluyen o excluyen, aprueban o condenan.
Donde hay poder, sobre todo en una monarquía absoluta como el Estado Vaticano, siempre surge un anti-poder, intrigas, carrerismo y disputa por el poder. Thomas Hobbes en su famoso Leviatán (1651) lo vio claro: «no se puede garantizar el poder, sino buscando poder y más poder». Francisco de Roma, actual obispo local y Papa, debe interferir en ese poder, marcado por mil astucias y, a veces, por corrupción. Sabemos por los Papas anteriores que se propusieron reforma de la Curia, las resistencias y frustraciones que tuvieron que soportar, e incluso se sospecha de la eliminación física de algún Papa hecha por la gente de la administración eclesiástica. Francisco de Roma tiene el espíritu de Francisco de Asís: está por la pobreza, la sencillez y el despojamiento del poder. Pero afortunadamente es jesuita, con otra formación y dotado del famoso “discernimiento de espíritus”, propio de la Orden. Manifiesta una ternura explícita en todo lo que hace, pero también puede mostrar un vigor inusitado, como corresponde a un Papa con la misión de restaurar la Iglesia moralmente arruinada.
Francisco de Asís tenía poco consejeros, soñadores como él, que no sabían cómo ayudarlo. Francisco de Roma se ha rodeado de consejeros elegidos de todos los continentes, personas de edad, es decir, con experiencia en el ejercicio del poder sagrado. Éste debería adquirir ahora otro perfil: más de servicio que de mando, más despojado que adornado de los símbolos del poder palaciego, más con “olor a oveja” que a perfume de las flores del altar. El portador del poder sagrado debe ser antes pastor que portador de la autoridad eclesiástica; presidir más en la caridad y menos con el derecho canónico, debe ser hermano entre sus hermanos, pero con diferentes responsabilidades.
¿Francisco de Roma soportará su «gran tentación» inspirado en su homónimo de Asís? Estimo que sabrá tener mano firme y no le faltará coraje para seguir lo que le dicte su “discernimiento de espíritu” para restaurar efectivamente la credibilidad de la Iglesia y devolver la fascinación por la figura de Jesús al cual la Iglesia debe siempre servir.
Traducción de Mª José Gavito
Francisco de Roma tiene la misión imposible de una iglesia al servicio de los pobres del mundo, los mismos pobres de los cuales ella se ha servido por siglos con tan visibles resultados. Oro, reconocimiento y mas pobreza y muerte que son algunos de sus mejores y multinacionales negocios desde siempre. Francamente no está preparada para eso, pendiente como está de su propia sobrevivencia. Como el mono maizero del Amazonas se dejará cazar-coger agarrada torpemente a la mazorca. El cardenal Rubiano de Colombia dice que “todo esta en discusión -hasta Dios- menos la propiedad de la tierra” al referirse a la reconocida crisis del Hospital San Juan -sin- Dios en el centro de Bogotá.
Susana, La misión de la Iglesia al servicio de los pobres de mundo no es imposible. Es una realidad. La Iglesia no se ha servido de los pobres. Si los pobres no tienen recursos materiales…¿Cómo te servirías tú de ellos? Y menos por siglos.
Susana: La pobreza de la humanidad no tiene nada que ver con la requisa cultural del ceno de tu madre (la IGLESIA.)
¡Extraordinaria esperanza !!
Confío en en el Espíritu! el papa Francisco le va a encontrar la vuelta!
Todos los seres humanos sin mencionar rangos ni religiones somos personas con muchos defectos y pocas virtudes, todos estamos expuestos a caer pero eso no dice que no podemos levantarnos y con mas fuerza para superar todas las pruebas, nada en la vida es facil de alcanzar entre luchas y sacrificios y con toda la Fe lo podemos lograr y El Santo Padre Francisco no va a ser la exepcion ya que tiene el poder de Dios para darle la batalla a todos los demonios y herejes que nos quieran perjudicar, acuerdense que la Fe mueve montanas y sin Fe no se mueve nada y esta comprobado, que dijieron del Titanic este Barco ni Dios lo hunde y se hundio. y asi consecutivamente han sucedido varias hechos. Dios bendiga al Papa y a toda su comitiva para que le den todo el apoyo que haga falta para que nos guie a todas sus ovejas extraviadas y asi como El Buen Pastor se dio a la tarea de ir a buscar a una de las 100 que tenia en su rebano y dejo las 99 para ir a buscar la que le faltaba. Asi Dios le va a dar todo lo necesario para que cumpla con una mission muy Especial que solo a El Papa Francisco le pudo encomendar.
Yo digo sí: lo dejen o no; transformar a la Jerarquía; DE TODOS MODOS LA CONCIENCIA DE LOS DEMÁS CARDENALES Y OBISPOS YA NO ESTARÁ TRANQUILA.
ES POR ELLO QUE ANTE UN GRAN COMPROMISO, NOS PIDE REITERADAMENTE QUE OREMOS POR EL, EL LÓGICO QUE LE AYUDEMOS EN SU MINISTERIO PASTORAL, SI ES QUE CON ELLO QUEREMOS ALCANZAR LA REALIDAD DE UN SUEÑO, SERÁ DIFÍCIL PERO NO IMPOSIBLE, DIOS ESTÁ EN TODO Y CADA UNO DE SUS PENSAMIENTOS, PORQUE ES EL ESPÍRITU SANTO EL QUE DIRIGE A LA IGLESIA SIEMPRE.
personalmente yo creo mucho en el papa francisco creo que le esta dando un giro de 360 grados a nuestra iglesia catolica, su sencilles su humildad su manera de darse a las personas nos hace sentir una iglesia incluyente ,viva en donde reina la misericordia , y el amor de nuestro SEÑOR JESUCRISTO .Por esta razon queridos hermanos debemos rezar mucho por nuestro Papa Francisco para que DIOS le de la sabiduria para seguir con su evangelizacion por todo el mundo.