Publico este texto de alguien muy cercano a Dom Pedro Casaldáliga que el 16 de febrero celebró 90 años. Nos trae memorias vividas junto a él, que nos revelan el perfil de un obispo que tomó el Evangelio de Jesús al pie de la letra y lo vivió en medio de los mayores peligros y amenazas de muerte, siempre al lado de los últimos, víctimas del latifundio y de indígenas expulsados o amenazados de muerte. Ahora celebra 90 años con Parkinson pero con plena lucidez de espíritu. Yo me sumo a este homenaje a don Pedro hecho por este amigo anónimo que no quiere darse a conocer, para que el centro sea ocupado por el obispo y no por él. LBoff
¡Muchas gracias, Pedro!
Hoy cumple usted 90 años. Su cuerpo está fragilizado y muy limitado por los ataques del mal, que usted franciscanamente llama “hermano Parkinson”. La mente, como siempre lúcida, continúa su profetismo. Agradezco a Dios porque, desde mediados de los años 70, le tengo como maestro. Desde que, junto con los hermanos Pedro y Felipe, llegué como monje a Goiás (1977), nos convertimos en compañeros de camino en la Pastoral de la Tierra, en el amor a los indios y en la lucha para hacer la Iglesia más evangélica y liberadora. Nuestros contactos se intensificaron porque en aquellos años, varias veces, usted y el equipo de la prelatura me invitaron a participar en asambleas, encuentros bíblicos y creo que prediqué dos o tres retiros anuales para los agentes de pastoral. Yo que iba a ayudar acababa siendo formado mucho más por ustedes. Además, estuvimos juntos en la coordinación nacional de la CPT y en la asesoría del CIMI. Cuántas veces viajamos juntos en autobús de Goiânia a Salvador y al interior de Minas. No olvido sus malabares para ir como pobre de Goiânia a San Félix. A veces, tomabas el autobús nocturno hacia San Miguel del Araguaia y allí el avión de línea que te llevaba a San Félix.
Una vez, a principios de los años 90, llovía mucho. Usted venía de una asamblea de los obispos de la región. Había sido una asamblea tan tensa y le había dejado tan triste y abatido que le dio fiebre y malestar. En medio de la noche, en el autobús se sintió mal, pidió al conductor hacer una parada y se bajó. El conductor creyó que usted se quedaría allí y se fue con el autobús y su maleta. Usted se quedó solo, sin maleta ni dinero, a las dos de la madrugada, en medio de la lluvia y de la nada de un punto cualquiera del Cerrado. Eran las dos de la madrugada y usted caminó bajo la lluvia y el frío (con fiebre) hasta encontrar una casita donde una pareja de labradores lo acogió, le dio ropa seca y allí pasó el resto de la noche. Por la mañana temprano se despierta con ellos escuchando la radio y oyendo hablar la palabra del evangelio. Y el hombre le explica: “Todos los días por la mañana sólo salgo al trabajo después de escuchar la palabra de nuestro obispo”. Y usted duda en decirles que ese obispo era usted. En San Félix, yo y todos le esperábamos sin saber lo que había sucedido y usted llegó en el siguiente avión (24 horas después).
En los años 90 estábamos juntos en Luciara, a orillas del río Araguaia. Usted había insistido en que yo fuera a hablar sobre el agua y la defensa del río. Estábamos alojados en la misma habitación de la casa del diácono. Por la tarde llegan dos señoras y cuentan que sus maridos habían recibido dinero de un terrateniente y venían armados para matarle a usted aquella noche. Usted se negó a interrumpir el encuentro. Con mucha insistencia, aceptó regresar a San Félix al día siguiente de madrugada en barco por el río y no por la carretera. Por la noche, en aquel cuarto los dos, separados por una ventana de madera, que bastaba una patada y la ventana caía. Allá fuera, los hombres de la comunidad se turnaban. Pero mientras tú dormiste toda la noche, yo pasé la noche escuchando ruidos al otro lado de la ventana. Hoy tengo vergüenza de mi miedo… y de cómo dormías tranquilo…
Pero mi testimonio es para hablar de ti y no de mí. Pocos obispos que conocí atravesaron el túnel de los tiempos de Juan Pablo II y Joseph Ratzinger, el Papa Benedicto XVI, fieles a lo que creían y con el coraje de ser testigos del reino, aun cuando la jerarquía no era.
A mediados de los años 80 cuánto bien hizo usted en su misión por Nicaragua sandinista, por El Salvador, por Centroamérica y aún por Cuba… Cuánto dolor al ver que el propio Papa no lo apoyaba. Algunos obispos locales presionaban al Vaticano. Y el Cardenal Sodano, secretario de Estado, lo amenazaba y exigía, en nombre del Papa, que usted abandonara esa misión.
En esa ocasión usted confesaba a los más cercanos: “Obedezco cuando es para cumplir el evangelio, pero no cuando es para incumplirlo y fallar con los hermanos que sufren. En el caso de ser obligado a renunciar al ministerio de obispo, seguiré junto a ellos”.
¿Cómo resumir todo lo que los Xavantes, Tapirapés y Karajás de la isla le deben en la defensa de sus tierras y sus culturas? Gracias por haber aprendido de ti ese amor reverencial que hasta hoy me conmueve, cuando encuentro a un indio y, en él o en ella, puedo adorar la figura de Jesús, mi maestro y Señor. Usted siempre unió su profunda fe orante y la certeza de que no hay camino de justicia y paz dentro de los moldes del capitalismo y en esa farsa de democracia que aún tenemos. Siempre dio apoyo total y profundo a nuestra investigación teológica de la ASETT sobre el Pluralismo Religioso y los muchos nombres de Dios.
¿Cuántas cosas yo y tantos cristianos/as le debemos en ese camino de una espiritualidad social y política liberadora? Sólo podemos agradecerle confirmando hoy que vamos a mantenernos firmes en el camino. Vamos sí, incluso conscientes de nuestra pobreza, a continuar su profecía en ese mundo y, aun sin tener su vena poética ni su profunda inteligencia espiritual, vamos a luchar para que permanezca siempre viva su llama mística y revolucionaria que hace que cualquier persona que lo vea, sienta en usted, como exhalando de su piel, la presencia viva del Espíritu de Ternura que lo inspira y lo mueve. Muchas gracias, PEDRO CASALDÁLIGA, profeta de la ternura revolucionaria…
Bendice al grupo Compartir, grupo laico fundado por don Helder, que mañana, día 16 de febrero, celebrará conmigo esa memoria en agradecimiento a Dios por tu vida. Bendice también a tu hermano. MB.
Boa noite! Peço ao Sr Leonardo Boff me informar como traduzir este texto. E o porquê do texto não ser publicado em português
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Não percebi nada, não consegui traduzir. Lamento. Gostava de ler e partilhar.
Florinda Rosa Isabel.
Pedro, o catalão, de família camponesa na Espanha vem para o Brasil depois de passar pela Africa. Um missionário claretiano da gema. Um cristão autêntico. Mui gracias !Em São Felix, já como bispo lança sua Carta Pastoral: “Uma Igreja da Amazônia em conflito com o latifúndio e a marginalização Social”. Já chegou comprando briga e marcando seu território e perfil junto aos pequenos do Senhor. O homem que “queimou as pontes e os navios” para não retornar a Europa…” Li de sua autoria em 1978 “Creio na Justiça e na Esperança”, daí me dediquei em acompanhar o seu trabalho e sua militância juntos aos povos da floresta.Depois li “Cuia de Gedeão e poemas e autos sacramentais sertanejos”. dai veio “Missa da Terra Sem Males e a antologia “Versos Adversos”. Ser humano carregado de gestos divinos, senhor da amizade e da consciência planetária. Brasileiro espanhol. “Não adianta que me expulsem… sei passar o Jordão. “Toda terra é cativeiro, toda terra é reconquista, todo canto é pátria nossa”… E diz: “Seduziste-me, Senhor e me deixei seduzir e queimei a mocidade no fogo de tua espera”. Poeta, sacerdote, da tribo de Levi, senhor da floresta e das águas, marcas, pegadas que não se apagarão, homem de DEUS. Um abraço Boff, vida em plenitude ao irmão Pedro Casaldáliga !
Dom Pedro Casaldáliga e sua semelhança a Jesus Cristo !