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Los días 12, 13 y 14 de marzo del presente año el Ministerio de Cultura de la Argentina organizó un fórum internacional sobre el tema Emancipación e Igualdad.

Estos dos asuntos están íntimamente ligados, pues cuanto mayor sea la igualdad social tanto más se puede realizar la autonomía de un país. Dada la profunda desigualdad todavía existente en América Latina, estas dos realidades no han encontrado hasta el momento una forma satisfactoria de realización. En Brasil se han dado en los últimos años pasos importantes, pues hemos pasado de ser el tercer país más desigual del mundo al puesto 15º. Incluso así persiste un foso considerable que estigmatiza nuestra sociedad.

A este forum acudieron personas de toda América Latina y algunas personalidades mundiales, como Noam Chomsky de EEU, Gianni Vattimo, filósofo italiano, Ignacio Ramonet, de Le Monde Diplomatique, Jean-Luc Mélenchon, de França, Marisa Matias, de Portugual, representantes de la nueva formación política española Podemos y un representante del nuevo gobierno de Grecia, conturbada por una grave crisis económico-social, y también estaba presente el obispo Marcelo Sánchez Sorondo, canciller de la Pontificia Academia de Ciencias del Vaticano, representando al Papa Francisco de Roma.

De América Latina acudieron representantes del pensamiento progresista y de las nuevas democracias de base popular que surgieron después de las dictaduras militares. De Brasil participaba Emir Sader y quien escribe estas líneas.

Es de destacar la presencia de Gabriela Montaño Viaña, presidente del Senado en el gobierno de Evo Morales Ayma. Dio testimonio de un hecho inédito de resonancia mundial: más del 50% del Parlamento boliviano está constituido por mujeres. Seguramente darán un cuño singular a la política, pues la forma de ejercer el poder las mujeres va en la línea del cuidado de la cosa pública y de dar centralidad a las cuestiones que tienen que ver con la vida en general y con la vida cotidiana de las personas que más tienen que luchar para alcanzar niveles mínimos de participación y de dignidad social.

Cada representante relataba la situación de las nuevas democracias, cuya base social ya no descansa en las clases que detentaban tradicionalmente el poder, el tener, el saber y la comunicación social, sino en la vasta red de movimientos sociales surgidos a lo largo de toda América Latina, sea como resistencia a los regímenes autoritarios de los militares, sea como itinerario propio, levantando la bandera de un nuevo tipo de democracia que va más allá de la mera representación y delegación, y que busca formas más avanzadas de participación desde abajo.

La reunión se realizó en el bellísimo teatro Cervantes en el cual cabían cerca de 500 personas. Pero como la asistencia, especialmente de jóvenes, superaba los espacios del teatro, dos grandes pantallas exteriores permitían que centenares de asistentes pudiesen seguir los debates internos. Estos jóvenes crearon una atmósfera de entusiasmo, que reveló una fuerte concienciación política, en el sentido de pensar el destino de los diferentes países frente a los desafíos que nos vienen de la globalización de la macroeconomía neoliberal, de la rearticulación de los estratos más conservadores de la sociedad, que procuran volver al poder que perdieron por las elecciones, y de la necesaria voluntad política de construir un proyecto nacional de autonomía y de superación de las desigualdades sociales, pero siempre abierto a la nueva fase de la humanidad, la fase de las comunicaciones globales.

Dos temas expresaron la convergencia de los participantes: la urgente solidaridad fraternal entre los distintos pueblos y países. Sin esa solidaridad, venida de abajo, difícilmente se podrá hacer frente a las presiones del sistema económico imperante, de cuño más especulativo que productivo, y de los grupos interesados en mantener el statu quo que los beneficiaba en el pasado y que retrocedió, en parte, gracias a la presencia de nuevos sujetos históricos, venidos de los movimientos sociales que sustentan las nuevas democracias.

El segundo tema recurrente era el de la Patria Grande, el sueño de los libertadores Bolivar y San Martin, entre otros. Para nosotros los brasileros ese punto pasa casi desapercibido, pero para los demás latinoamericanos se trata de un proyecto nunca abandonado y resucitado siempre de nuevo por diferentes líderes políticos de cariz libertario. Es importante que Brasil se asocie a este proyecto que adquirió expresión por la Tele Sur, por el ALBA y por el Banco Sur. Finalmente pertenecemos a esa totalidad latinoamericana que deberá interconectarse cada vez más para dar un paso hacia ese Continente que tiene con que contribuir en el proceso de planetización de la humanidad. Somos, como Continente, el más galardonado en términos ecológicos y portador de una riqueza natural que hace le falta a la humanidad.

Cabe enfatizar el sentido ético y humanístico dado a las reflexiones políticas. Como, juntos, podemos ser más fraternos y solidarios, especialmente con los países que más luchan para superar la pobreza y la desigualdad, y finalmente más cuidadores de la riqueza natural y cultural que nos ha sido confiada.

Leonardo Boff escribió Después de 500 años, ¿qué Brasil queremos?, Sal Terrae 2000.

Traducción de Mª José Gavito Milano