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Quien pasa por la Avenida Jurubatuba 481 en en la Vila Cordeiro/Brooklin, São Paulo, encuentra algo que nos llena de humanidad, de fe y de amor. Es el Hospital Premier-Modelo de Atención Integral a la Salud (MAIS). Se trata de una entidad que reúne a múltiples profesionales de la salud, totalmente dedicados a la atención de personas mayores y de pacientes con cuidados paliativos. En Brasil surgió la Academia Nacional de Cuidados Paliativos que ha acumulado reconocidos méritos. Pero el Hospital Premier de Vila Cordeiro sobresale seguramente por su excelencia y por la visión integral y holística que confiere al cuidado, palabra-clave, inspiradora de todos los cuidados.

El Dr. Samir Salman es su superintendente, un musulmán ecuménico – cuyo corazón es mayor que el mismo hospital. No solo se preocupa del cuidado de los enfermos sino del entorno ecológico, como la plaza, los jardines con variadas flores, la escuela vecina y está abierto a las necesidades de todo el barrio. Es secundado por el periodista Sérgio Gomes de la Oboré, otra entidad que se distingue por los servicios que presta a la comunicación preferentemente de cuño popular, vía radio, con énfasis en la formación y la complementación universitaria para periodistas. Es una persona de notorio y diversificado saber, y articulada con la sociedad, preso político y torturado, no perdió la ternura hacia los humillados y ofendidos de la sociedad.

Una cosa es escribir la teoría del cuidado como hice yo en dos libros –Saber cuidar: ética de lo humano-compasión con la Tierra (1999) y El cuidado necesario: en la vida, en la salud, en la educación, en la ecología, en la ética y en la espiritualidad (2012)–, y otra cosa es ver la práctica directa del cuidado con los pacientes. Ahí quedamos realmente impactados por el cariño, el amor y la manera de acercarse a las personas de edad y a otras personas afectadas por el Alzheimer y por enfermedades terminales.

Aquí se ve en acción la inteligencia cordial o emocional que es más que la inteligencia intelectual, siempre necesaria para la formación científica. Hay que reconocer que aquí es el reino del cuidado, que se traduce por amor, por palabras suaves y consoladoras, por toques que devuelven el sentido humano de la relación.

Tocar a una persona (con todos los cuidados necesarios para evitar contagios) es más que un gesto físico. Es una expresión profundamente humana y espiritual. El toque de la piel quiere comunicar: «tú que estás ahí eres mi hermano y mi hermana, eres parte de nuestra humanidad, nunca estarás solo porque yo estoy aquí para acompañarte».

Pasé por muchas habitaciones, conversé con muchos pacientes, cogiéndoles las manos y haciéndoles reír, al presentarme, a causa de mi barba, como «el hermano de Papá Noel» que venía a visitarles antes de Navidad. Con doña Yolanda Leone, una viejita de 85 años y ojos brillantes cantamos juntos varias canciones en véneto que tanto ella como yo conocíamos de cuando éramos niños. Me sujetaba la mano y no quería que me marchase.

No quiero olvidar entre tantos médicos y médicas a Angélica Massako Yamaguchi, siempre dispuesta a atender, no importa a qué hora del día o de la noche, así como muchos otros enfermeros, enfermeras y auxiliares. .

Por la tarde tuvimos un intercambio de opiniones con el personal del Hospital Premier. Intenté mostrarles que ellos no solo cuidan de la vida de las personas afectadas sino que deben abrirse al cuidado de la vida de la Madre Tierra, pues todos somos hijos e hijas queridas de ella, o mejor aún, somos la propia Tierra que siente y ama y que ahora sufre con fiebre alta debido a las agresiones irresponsables de los que solamente piensan en acumular sin cuidar de la naturaleza. Ellos son cuidadores y cuidadoras de toda la vida en su espléndida diversidad. Prueba de eso son las flores, los jardines y las plazas que el hospital asumió cuidar.

Todo terminó el 13 de diciembre confiriéndome el premio Averroes en el auditorio de Ibirapuera Oscar Niemeyer. Pocos saben de la importancia de Averroes de Andalucía (1126-1198). Fue el gran comentarista de Aristóteles, un sabio que dominaba todos los saberes de su tiempo, haciéndolos culminar en la medicina como promoción plena de la vida. Los medievales como los discípulos de Tomás de Aquino lo visitaban,coma pues se habían perdido los textos de los clásicos griegos como Aristóteles y Platón, que habían sido conservados por ellos y están en la base de la Escolástica medieval. Se decía de él que había llegado «a un supremo grado de perfección, accesible al mundo material». Hay quienes lo consideran el «padre espiritual» de Europa.

En la ceremonia se me hizo entrega del bello trofeo con el nombre de Averroes escrito en árabe, hebreo y latín, las tres religiones que convivían ecuménicamente. Hubo un bellísimo concierto de orquesta con el Coro Luther King y la Coral Paulistana Mario de Andrade ejecutando partes del Mesías de Haendel, dirigido por el maestro Martín Lutero Galati. Dio inteligentes explicaciones de cada parte. No dirigía solo con la batuta, sino que todo su cuerpo vibraba con la música. Los dos coros se superaban mutuamente en la belleza de las voces.

Durante los tres días que conviví con el personal del Hospital Premier sentí la fuerza de la fe en la persona humana, del amor incondicional, de la hospitalidad cálida, pero principalmente del cuidado esencial. La Madre Tierra no nos da solo señales de dolores, sino también de esperanza en el futuro. Mientras exista el cuidado que encontré en aquel hospital creo que nada está perdido. Todavía hay salvación.

Traducción de MJ Gavito Milano