Não publicaria nunca esta matéria se não soubesse que vem de um dos grandes vaticanólogos, que acompanhou João Paulo II e quase todas as viagens, sendo também um erudito teólogo, agora vivendo no Brasil. Sou-lhe grato por me ter animado, na noite antes de ser julgado pelo então Card. J. Ratzinger, em sua casa em Roma junto com outros jornalista, como o conta em seu artigo. Um pouco constrangido publico o texto porque é verdadeiro e reproduz exatamente o que ocorreu e tem a mim como o centro da questão. Mas é sua função de jornalista competente e extremamene afável.Lboff
Vientos de Brasil
Este blog pretende compartir con los lectores el Brasil en el que vivo, ese gigante económico americano hoy objeto de deseo en la escena mundial. El Brasil de la gente y no sólo el de la política. El Brasil que prefiere el diálogo a la pelea, la fe en algo a la incredulidad. El Brasil de las mil razas y culturas que conviven sin guerras.

Así Ratzinger condenó a Boff al silencio
Por: Juan Arias | 13 de febrero de 2013
Entiendo que el teólogo Leonardo Boff, tenga un cierto pudor en contar como se produjo, en 1985, el proceso en el que entonces el cardenal Ratzinger, Prefecto de la Congregación de la Fe, heredera de la vieja Santa Inquisición, le condenó al silencio. Ratzinger sería el próximo papa, Benedicto XVI.
Yo, aquel día, estaba con Boff en Roma. Cenó la noche anterior en mi casa, donde había convidado a un puñado de periodistas amigos míos para arroparle. Boff, que tenía, 47 años, estaba nervioso y preocupado. No sabía como se iba a desarrollar el proceso contra él en el Vaticano. No le habían informado de nada. Sólo que estuviera allí a las nueve de la mañana. El teólogo, siempre amable, parecía un niño entre temeroso y emocionado. Nos enseñó una carpeta con miles de firmas en apoyo suyo. Nos preguntó si sería oportuno entregárselas a Ratzinger. Indagamos sobe aquellas firmas y nos dijo con candor: “De prostitutas cristianas brasileñas”.
Recuerdo la cara que pusimos. Nos miramos unos a otros y decidimos desaconsejarle mostrar aquella carpeta de firmas al cardenal.Le esperé la mañana siguiente a la puerta del palacio de la Congregación de la fe, situada a la izquierda de la plaza de San Pedro. El teólogo de la Liberación, que pertenecía a la Orden de Franciscanos Menores, llegó vestido de hábito. A las nueve en punto, le llamaron. Yo le esperé a la puerta durante las cuatro horas que duró el proceso contra él.
Salió cansado, pero sereno. Me iba a contar lo más importante del proceso para este diario, EL PAÍS.
“¿Y entonces?”, le pregunté. Y Boff, calmo: “Entonces, hermano, el cardenal Ratzinger me ha condenado al silencio”.
Ello quería decir que el importante teólogo, autor de la obra polémica Iglesia, carisma y poder, no podría en adelante enseñar, predicar, escribir ni hablar en público.
Recuerdo hoy algunos de los detalles que me contó de aquel proceso. Estaban sólo Ratzinger y un secretario convertido en taquígrafo que fue recogiendo la conversación – debate entre los dos. Ningún otro testigo Boff había estudiado teología en Alemania en la misma Universidad en la que enseñaba Ratzinger, primero teólogo progresista en el Concilio y después obispo y cardenal conservador, crítico de aquel mismo Concilio que él había ayudado a desarrollarse.
Ya se conocían. Y Boff hablaba alemán, la lengua materna del cardenal Ratzinger, quién empezó a interrogarle en su lengua. Boff lo detuvo y le dijo que en ese caso él estaba en desventaja, ya que él, como alemán, dominaba mejor la lengua y a él le costaría más expresarse al defender sus tesis en una lengua que, aunque la había estudiado, no era la suya.
Decidieron que los dos hablarían en un idioma que no era el materno de ninguno de los dos: en italiano.
Ratzinger le mandó sentarse en frente de él y empezó el interrogatorio. Boff lo interrumpió de nuevo. “Eminencia, en Brasil, en nuestras comunidades cristianas, cuando empezamos algún trabajo importante, hacemos una oración a nuestro padre Dios para que nos ilumine. Me gustaría hacerlo también ahora”.
El cardenal, sin comentar su petición, se levantó y dijo: “Está bien, recitemos el Ven Espíritu Santo”. Y lo rezaron juntos. Ya más relajado, el cardenal observando que Boff estaba con el hábito franciscano que nunca usaba en Brasil donde vestía como los seglares, le comentó sonriendo: “¿Ve cómo usted está más elegante de hábito?”.

Lo estaba. Boff era un cuarentón elegante como un actor, alto y el sayo franciscano le caía como si fuera de Valentino.
El teólogo entendió el mensaje de Ratzinger y le respondió: “Es posible, que de hábito esté más elegante, pero, eminencia, en Brasil, entre los pobres con los que trabajo, si me ven de hábito, por ejemplo en el autobús, se levantan y me dejan el asiento, porque el hábito es símbolo de poder. Por eso prefiero vestir como ellos, para ser tratado como uno más”.
Sin más preámbulo, Ratzinger, como si no le hubiese escuchado, comenzó su rosario de críticas y acusaciones contra la teología de Boff sobre todo contra la obra ya citada, Iglesia, carisma y poder, considerada herética por el Vaticano.
Una de las cosas que Boff siempre ha defendido, y que siempre me ha parecido sugestiva y creativa, es que todas las palabras, pronunciadas con deseo de decir la verdad, son tan sacramentales como las de los sacramentos oficiales de la Iglesia.
La teología católica defiende que las palabras de los sacramentos del bautismo, penitencia, eucaristía etc. son sacramentales porque realizan lo que dicen. Y que ello se da por la fuerza que les imprime el sacramento.
Boff defiende, y con él tantos teólogos, que toda palabra “verdadera”, pronunciada con sinceridad, es sacramental porque también realiza lo que expresa. Jesús decía a los suyos que si tuvieran fe y dijesen a una montaña que viniera, ella se movería. Es sacramental todo lo verdadero. Cuando digo de verdad a una persona que la amo o que la perdono, esa persona siente realmente mi amor en ella y mi perdón.
Boff no me contó todo el duro interrogatorio al que fue sometido por Ratzinger, pero quedaba claro de lo que me contó que el cardenal ya tenía tomada su decisión anteriormente y de poco sirvieron las aclaraciones del acusado.
El veredicto fue perentorio: condenado al silencio.
Hoy, Boff dice que existen dos Ratzinger, el del profesor de teología en Alemania, simpático, afable, que daba la mitad de lo que ganaba para que pudieran frecuentar la Universidad estudiantes pobres del Tercer Mundo, y el Ratzinger de después, obispo, cardenal y papa, duro con los teólogos de la Liberación, conservador en materia de costumbres y en el diálogo con la modernidad, intransigente con la nueva teología.
Ahora estamos ante el tercer Ratzinger, el del papa que renuncia al poder para retirarse él esta vez voluntariamente “al silencio”, a aquel silencio al que años atrás había condenado al teólogo franciscano.
Para no condenarse al ostracismo, Boff pidió más tarde salir de la Congregación y dejó el sacerdocio. Cuando le preguntaron si había dejado también a la Iglesia, respondió sonriendo: “No, es la Iglesia la que se ha salido de ella misma, del carisma de su fundación evangélica, yo sigo en la Iglesia de Jesús que era la de los pobres, enfermos, endemoniados y leprosos, de todos los arrinconados y despreciados por el poder”.
El teólogo brasileño, catedrático emérito de la Universidad de Rio, es hoy el defensor de la Teología de la Tierra, a la que estamos empobreciendo, violentando y destruyendo, según él afirma.
Salió cansado, pero sereno. Me iba a contar lo más importante del proceso para este diario, EL PAÍS.
“¿Y entonces?”, le pregunté. Y Boff, calmo: “Entonces, hermano, el cardenal Ratzinger me ha condenado al silencio”.
Ello quería decir que el importante teólogo, autor de la obra polémica Iglesia, carisma y poder, no podría en adelante enseñar, predicar, escribir ni hablar en público.
Recuerdo hoy algunos de los detalles que me contó de aquel proceso. Estaban sólo Ratzinger y un secretario convertido en taquígrafo que fue recogiendo la conversación – debate entre los dos. Ningún otro testigo Boff había estudiado teología en Alemania en la misma Universidad en la que enseñaba Ratzinger, primero teólogo progresista en el Concilio y después obispo y cardenal conservador, crítico de aquel mismo Concilio que él había ayudado a desarrollarse.
Ya se conocían. Y Boff hablaba alemán, la lengua materna del cardenal Ratzinger, quién empezó a interrogarle en su lengua. Boff lo detuvo y le dijo que en ese caso él estaba en desventaja, ya que él, como alemán, dominaba mejor la lengua y a él le costaría más expresarse al defender sus tesis en una lengua que, aunque la había estudiado, no era la suya.
Decidieron que los dos hablarían en un idioma que no era el materno de ninguno de los dos: en italiano.
Ratzinger le mandó sentarse en frente de él y empezó el interrogatorio. Boff lo interrumpió de nuevo. “Eminencia, en Brasil, en nuestras comunidades cristianas, cuando empezamos algún trabajo importante, hacemos una oración a nuestro padre Dios para que nos ilumine. Me gustaría hacerlo también ahora”.
El cardenal, sin comentar su petición, se levantó y dijo: “Está bien, recitemos el Ven Espíritu Santo”. Y lo rezaron juntos. Ya más relajado, el cardenal observando que Boff estaba con el hábito franciscano que nunca usaba en Brasil donde vestía como los seglares, le comentó sonriendo: “¿Ve cómo usted está más elegante de hábito?”.
Lo estaba. Boff era un cuarentón elegante como un actor, alto y el sayo franciscano le caía como si fuera de Valentino.
El teólogo entendió el mensaje de Ratzinger y le respondió: “Es posible, que de hábito esté más elegante, pero, eminencia, en Brasil, entre los pobres con los que trabajo, si me ven de hábito, por ejemplo en el autobús, se levantan y me dejan el asiento, porque el hábito es símbolo de poder. Por eso prefiero vestir como ellos, para ser tratado como uno más”.
Sin más preámbulo, Ratzinger, como si no le hubiese escuchado, comenzó su rosario de críticas y acusaciones contra la teología de Boff sobre todo contra la obra ya citada, Iglesia, carisma y poder, considerada herética por el Vaticano.
Una de las cosas que Boff siempre ha defendido, y que siempre me ha parecido sugestiva y creativa, es que todas las palabras, pronunciadas con deseo de decir la verdad, son tan sacramentales como las de los sacramentos oficiales de la Iglesia.
La teología católica defiende que las palabras de los sacramentos del bautismo, penitencia, eucaristía etc. son sacramentales porque realizan lo que dicen. Y que ello se da por la fuerza que les imprime el sacramento.
Boff defiende, y con él tantos teólogos, que toda palabra “verdadera”, pronunciada con sinceridad, es sacramental porque también realiza lo que expresa. Jesús decía a los suyos que si tuvieran fe y dijesen a una montaña que viniera, ella se movería. Es sacramental todo lo verdadero. Cuando digo de verdad a una persona que la amo o que la perdono, esa persona siente realmente mi amor en ella y mi perdón.
Boff no me contó todo el duro interrogatorio al que fue sometido por Ratzinger, pero quedaba claro de lo que me contó que el cardenal ya tenía tomada su decisión anteriormente y de poco sirvieron las aclaraciones del acusado.
El veredicto fue perentorio: condenado al silencio.
Hoy, Boff dice que existen dos Ratzinger, el del profesor de teología en Alemania, simpático, afable, que daba la mitad de lo que ganaba para que pudieran frecuentar la Universidad estudiantes pobres del Tercer Mundo, y el Ratzinger de después, obispo, cardenal y papa, duro con los teólogos de la Liberación, conservador en materia de costumbres y en el diálogo con la modernidad, intransigente con la nueva teología.
Ahora estamos ante el tercer Ratzinger, el del papa que renuncia al poder para retirarse él esta vez voluntariamente “al silencio”, a aquel silencio al que años atrás había condenado al teólogo franciscano.
Para no condenarse al ostracismo, Boff pidió más tarde salir de la Congregación y dejó el sacerdocio. Cuando le preguntaron si había dejado también a la Iglesia, respondió sonriendo: “No, es la Iglesia la que se ha salido de ella misma, del carisma de su fundación evangélica, yo sigo en la Iglesia de Jesús que era la de los pobres, enfermos, endemoniados y leprosos, de todos los arrinconados y despreciados por el poder”.
El teólogo brasileño, catedrático emérito de la Universidad de Rio, es hoy el defensor de la Teología de la Tierra, a la que estamos empobreciendo, violentando y destruyendo, según él afirma.
Sobre el autor
Juan Arias es periodista y escritor traducido en diez idiomas. Fue corresponsal de EL PAIS 18 años en Italia y en el Vaticano, director de BABELIA y Ombudsman del diario. Recibió en Italia el premio a la Cultura del Gobierno. En España fue condecorado con la Cruz al Mérito Civil por el rey Juan Carlos por el conjunto de su obra. Desde hace 12 años informa desde Brasil para este diario donde colabora tambien en la sección de Opinión.
Me encanta conocer la obra de Leonardo Boff por medio de este blog, me ha ayudado mucho a ampliar mi visión de la fe así como su papel en el mundo. Un cordial saludo!
Forca irmao Boff, a verdade ja vem ai….
Gracias por el artículo Juan.
Que amistad tan privilegiada…
No sólo lo condenó al silencio, como también lo hizo sufrir mucho, los pormenores de ese hecho no lo puedo divulgar, como creo usted también no lo ha hecho, viniendo de Benedito XVI no me causa sorpresa.
Muy bueno su artículo, somos casi vecinos, yo vivo en Búzios.
Saludos
Mabel Meinardi
Por que o Teólogo da Libertação Leonardo Boff foi condenado ao “SILÊNCIO OBSEQUIOSO” pelo Tribunal da Santa Inquisição?
O livro libelo “Igreja, Carisma e Poder”, numa visão mais aprofundada, queria separar o casamento incestuoso entre Igreja e sistema produtor de mercadorias e retornar ao cristianismo primitivo. Esta práxis exigia a dissolução do sistema econômico opressor – o capitalismo..
No ano 300 d.C., o Imperador Costantino atrelou o cristianismo ao sistema. Muitos dissidentes, como São Bento de Núrsia, Santo Antão e outros padres do desertos, insatisfeitos com a situação, retiraram para o deserto, optaram para o eremitismo. Depois, São Bento saiu da gruta de subiaco e fundou muitos Mosteiros, entre eles o Mosteiro de Montecassino, na Itália, onde seu corpo foi enterrado.
odeciomendesrocha philosopher
O liro Igreja, Carisma e Poder é de autoria do teólogo Leonardo Boff.
informações importantes grande mestre! Abraços.
Os fatos se repetem: o homem RATZIINGER segundo ele, examinou sua consciência, seu Físico,e espirito e seu veredito foi condenar o PAPA BENTO XVI ao SILENCIO
Hoy, Boff dice que existen dos Ratzinger, el del profesor de teología en Alemania, simpático, afable, que daba la mitad de lo que ganaba para que pudieran frecuentar la Universidad estudiantes pobres del Tercer Mundo, y el Ratzinger de después, obispo, cardenal y papa, duro con los teólogos de la Liberación, conservador en materia de costumbres y en el diálogo con la modernidad, intransigente con la nueva teología.
Ahora estamos ante el tercer Ratzinger, el del papa que renuncia al poder para retirarse él esta vez voluntariamente “al silencio”, a aquel silencio al que años atrás había condenado al teólogo franciscano.
Para no condenarse al ostracismo, Boff pidió más tarde salir de la Congregación y dejó el sacerdocio. Cuando le preguntaron si había dejado también a la Iglesia, respondió sonriendo: “No, es la Iglesia la que se ha salido de ella misma, del carisma de su fundación evangélica, yo sigo en la Iglesia de Jesús que era la de los pobres, enfermos, endemoniados y leprosos, de todos los arrinconados y despreciados por el poder”.
Abraços ao Teólogo da Libertação com o espírito fortalecido e consciência lucida…
Salve salve!!!! Leonardo Boff Paz, Amor Fraterno e muito Axé.
Sabia desta história, mas não com detalhes. Anos antes do ocorrido, havia participado de um encontro de jovens com Leonardo Boff. Na época, seu livro “Jesus Cristo Libertador” era nossa livro de cabeceira. Fomos os filhos da ditadura militar, e aquelas reflexões foram fundamentais para formação de nossa consciência. Foi uma grande decepção. Me afastei da Igreja, mas não do Evangelho, que procurei trazer para minha vida, meu dia a dia… Agora, estou surpresa com a atitude do Papa… Silenciar não é bom… Nunca foi. Jesus não calou diante dos doutores do templo… Pelo contrário, deixou clara sua ira… Se deixou imolar por isso…
Lembro-me de Frei Leonardo ter sido silênciado, foi manchete de jornais em Portugal, fiquei triste e não consegui compreender. Obrigado por partilhar connosco este documento.
Rosa/Braga- Norte de Portugal
A maior teologia é a de Jesus, e experimentar em seus passos, seus livramentos. diários e a confirmação que ele EXISTE , para nos amar, abrir nossos olhos para poder vê-lo nas pequenas e grandes coisas. DEUS É DEUS, SIMPLES, PARA AQUELES QUE O BUSCA DE TODO CORAÇÃO. AS COMPLICAÇÕES VEM DA HUMANIDADE, resta-nos ser escolhidos por Deus para estarmos a frente desta visão natural e simples, vivendo com JESUS. Grande previlégio.
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Reblogged this on Abrente incerto and commented:
A dimisión do Papa Bieito XVI está dando moito que falar e que lembrar. Oxalá sirva para pensar no lugar que queremos ocupar no mundo, a quen queremos servir, con que queremos soñar!
Reblogged this on MariaDario's Bloge comentado:
SOBRE A ÉPOCA EM QUE LEONARDO BOFF FOI CONDENADO AO SILÊNCIO!!
Fuerza mi hermano L. Boff
Me hace memoria de Lutero, pero moderno, lo que vemos es la decadencia de un sistema y no olvidemos que los sistemas los inventan los hombres, no Dios.
Aos que apreciaram o artigo de Juan Arias, lembro que é autor de um best seller: “Jesus, esse grande desconhecido”, Rio, Objetiva, 2001 e quanto a Leonardo Boff, posso tardiamente lhe agradecer pelo seu citado acima “Jesus Cristo LIbertador”, que me consolou em um momento bastante dificil. Mais recentemente, em Itaici, por ocasião do Seminário Internacional John Main, quando ao pedir seu autógrafo no “Experimentar Deus. A transparência de todas as coisas”, Vozes, 2012,, pude agradecer a alegria que ele transmitia em seus pronunciamentos e testemunhos.
Estimei este web-site. a idéia é suficientemente bom. Irei regressar mais vezes.